La inteligencia artificial ha entrado en los despachos de abogados para quedarse. Desde los sistemas de revisión documental hasta la redacción automática de escritos, su capacidad para procesar información a gran escala, anticipar tendencias y mejorar los procesos de investigación jurídica promete transformar la práctica del Derecho. Pero también plantea riesgos que alcanzan el núcleo de la profesión: la confidencialidad, la responsabilidad profesional y la propia esencia del juicio humano. Leer más